¡No más preguntas! ¡Ya hemos tenido suficiente!
¡Reclamamos justicia! ¡Es nuestro derecho!
¡No más preguntas! ¡Ya hemos tenido bastante!
Violar es un delito.
Esta letra es de Genji, un colectivo de hiphop de Senegal, y trata sobre opresión que se vive en esta nación en muchos ámbitos, incluidos los derechos de las mujeres.
En toda África, muchos jóvenes y cada vez más mujeres utilizan el rap y el hiphop como vehículo accesible y directo para verbalizar sus sentimientos e impulsar el cambio social.
De todos los géneros musicales, el hiphop se considera la voz visceral de los marginados. Es una forma directa emotiva y verbal de expresar las emociones sin cortes ni censura.
Desde la década de 1980, África ha utilizado el hiphop como una plataforma nueva y universal con la que poder expresarse y opinar. Muchas naciones se enorgullecen de su histórico y floreciente panorama de rap, como Túnez, Senegal o Sudáfrica.
Como medio de expresión cultural, el hiphop ha supuesto una herramienta que permite expresar a nivel social y público todo lo relacionado con el racismo, la pobreza y la violencia policial.
«El hiphop es una expresión cultural de oposición arraigada en la conciencia y en las experiencias sociopolíticas e históricas de la juventud urbana negra desfavorecida de finales del siglo XX», Layli Phillps, autor.
A menudo definido como una cultura o forma de vida, históricamente, el hiphop ha permitido a los más excluidos transformar sus experiencias en una expresión artística cercana y potente. Es un idioma universal que cuenta la realidad diaria de los marginados.
Conocer la historia del hiphop también sirve para descubrir su capacidad como motor del cambio social contemporáneo.
Nacido en los barrios afroamericanos y latinos de Nueva York durante la década de 1970, el hiphop es una fusión de distintas fuerzas e influencias culturales.
En este periodo de «renovación urbana» de las ciudades estadounidenses emergió una novedosa y floreciente cultura joven arraigada en la conciencia y en las experiencias sociopolíticas e históricas de la juventud urbana negra desfavorecida de finales del siglo XX.
Creado por artistas como Grandmaster Flash, DJ Kool Herc y Afrika Bambaataa, el hiphop se escuchaba al principio en grandes fiestas, a menudo de bloques enteros, y en la escena clandestina.
Para muchas personas, el hiphop ha sido fundamental para construir identidades individuales y comunitarias, unificar grupos marginalizados con los mismos problemas e inspirar la lucha por la igualdad de derechos.
Este estilo accesible y genuino de expresión verbal pronto se difundió más allá de las fronteras estadounidenses.
Distintas naciones de toda África han recreado el hiphop con sus peculiaridades locales y han enriquecido el rap con el lenguaje de la calle, ritmos propios y un estilo visual muy africano.
Gracias a la libertad de expresión, el hiphop se popularizó durante la década de 1980 y se convirtió rápidamente en el motor de los movimientos sociopolíticos en Senegal y Sudáfrica.
Los temas universales como el racismo, la opresión y la violencia policial resonaron rápidamente en la Sudáfrica de apartheid. Los grupos de Ciudad del Cabo Prophets Of Da City (POC) y Black Noise exportaron el hiphop sudafricano al panorama mundial. Las letras de estos grupos formados en la época del apartheid se centraban en la violencia policial y la opresión, y hacían referencia a héroes locales como Steve Biko.
La escena del rap en Senegal era muy amplia y estaba influenciada por las tendencias de París y Nueva York, que llegaron a Dakar y a toda la nación en una fusión de energía creativa. El grupo de rap senegalés Positive Black Soul fue el primero en firmar un contrato de alcance internacional con una discográfica.
Los raperos senegaleses utilizaron su música para educar en cuestiones políticas y pedir el cambio en las importantes elecciones presidenciales del año 2000. Animaron a la gente a votar, promovieron la democracia y acabaron con cuatro décadas de gobierno de un mismo partido.
«El hiphop permite a las mujeres ir a contracorriente. Habla sobre todo lo que la sociedad no quiere que digas. El rap no se calla». Geni, movimiento de rap senegalés.
El poder del hiphop para promover el debate, hacer pensar y desafiar las arraigadas normas sociales hace que esta expresión artística sea fundamental para las mujeres africanas, ya que sirve como medio para dar a conocer sus problemas interseccionales.
Con la ayuda de distintos colectivos, las artistas han encontrado su lugar en los cimientos hipermasculinizados de la cultura al utilizar ideas como la igualdad de género y la aceptación cultural para contrarrestar las narrativas existentes atascadas en el patriarcado, las normas de género y la política de respetabilidad. Las artistas rapean a favor de la acción y fomentan la aceptación del inconformismo.
Las prometedoras artistas tunecinas del fascinante escenario del hiphop norteafricano se expresan para romper el silencio y se enfrentan a la resistencia social con la libertad de expresión.
Nesrine Mokdad (más conocida como Anonymous) se ha enfrentado a la presión social durante su carrera creativa. No ha permitido que la callen a pesar de tener que compaginar su pasión con la maternidad y enfrentarse a la resistencia por parte de su familia.
Más allá de la emergente corriente tunecina, Senegal cuenta con varias artistas y colaboraciones progresistas que abordan los tabús que rodean los derechos de las mujeres.
Colectivos como Genji Hip-Hop son un claro ejemplo de ello: pasaron de ser un grupo de WhatsApp en 2017 a convertirse en una potente comunidad de 70 raperas, cantantes, DJ y grafiteras senegalesas. Genji se ha convertido en una fascinante organización que ofrece conciertos, talleres y espacios donde las mujeres pueden debatir sobre sus problemas a nivel local y mundial.
Como uno de los movimientos más importantes, accesibles e influyentes del mundo actual, el hiphop no tiene rival en su capacidad para exigir justicia, aceptación, equidad y paz para las personas más marginadas de la sociedad.
Desde animar a participar en unas elecciones en Senegal a unificar opiniones en la Sudáfrica del apartheid, el hiphop se ha convertido en un altavoz para quienes antes no tenían voz.
Aunque florece en un terreno fértil, la escena africana del hiphop seguirá creciendo con vitalidad en toda África gracias a la originalidad, creatividad y expresión propia en constante evolución de la juventud.