20/5/2022
Diébédo Francis Kéré es uno de los arquitectos africanos más célebres de los últimos tiempos y sus diseños, sostenibles y perfectamente ideados, son el foco del debate mundial acerca del futuro de las construcciones reflexivas.
Hijo del jefe de Gando, una aldea de Burkina Faso, Kéré fue el primero de su comunidad en ir a la escuela. Después, estudió arquitectura en la Universidad Técnica de Berlín.
Sus edificios tienen en cuenta la economía y la climatología. Utilizan la luz y el espacio con inteligencia para superar las duras condiciones climáticas —gracias a las tecnologías tradicionales y la tradición arquitectónica de la comunidad.
Divide su tiempo entre Burkina Faso y Berlín, donde dirige un estudio que lleva su nombre y se coordina con su equipo africano y expertos locales. Kéré recibió hace poco el Pritzker y se convirtió en el primer africano en ganar el galardón más reconocido de su profesión.
«Sabía que tenía una deuda con mi gente», comentó Kéré en The Guardian. «Quería hacer lo posible para encontrar una técnica adecuada para construir un colegio que tuviese las condiciones climáticas ideales para ser acogedor y ofrecer la comodidad necesaria para dar clase, aprender y disfrutar de verdad».
Inspirado por su propia experiencia, ya que estudió en clases de cemento mal ventiladas, Kéré volvió a Gando para edificar una escuela de primaria y consiguió reunir 20 000 £ para construirla en 2001 como parte de su trabajo de fin de grado de la universidad.
El diseño de la escuela incluía el uso de recursos locales, como ladrillos de adobe (ladrillos de arcilla mezclada con hormigón) fabricados en la propia aldea, y un techo perforado coronado con un tejado delgado suspendido para favorecer la ventilación. Además, la comunidad participó en el proceso de construcción.
En una entrevista en Dezeen, dijo que su objetivo era «crear un edificio que respondiese a las necesidades climáticas y a las de las personas, utilizando el material local más abundante».
Este enfoque colectivo y basado en la comunidad de la construcción fue el comienzo de un modelo de actividad sostenible que se lleva utilizando desde entonces en toda África y el resto del mundo.
La arquitectura de Kéré homenajea el localismo y es conocida por combinar la ingeniería de alta tecnología y el conocimiento con los materiales locales y tradicionales, con el fin de crear estructuras duraderas, prácticas y sorprendentemente elegantes.
Conseguir el respaldo y la confianza de la comunidad local es fundamental en el modelo de Kéré.
«La gente debe participar en el proceso. Enseñamos a los lugareños a utilizar los materiales locales de forma distinta para crear edificios. Es muy sencillo, pero también muy eficaz».
En este proceso se crean empleos locales, se enseñan habilidades y se fomenta la cohesión y la identidad de la comunidad.
La amplia y diversa obra de Kéré incluye trabajos nacionales e internacionales.
Desde el diseño del Centro de Salud y Promoción Social de Burkina Faso, construido utilizando materiales locales y sistemas de energía sostenibles, al Startup Lions Campus de Kenia, (diseñado inspirándose en los termiteros), las innovaciones de Kéré se integran a la perfección en sus entornos.
La fama internacional del arquitecto proviene de la estructura añil y azul del Pabellón Serpentine de 2017, diseñado para recoger el agua de lluvia en una cascada, y la «Casa de la Celebración», o Sarbalé Ke en el idioma bissa de Burkina Faso, una estructura inspirada en los baobabs para el Festival de Música y Artes Coachella de 2019 en EE. UU.
«Todos estamos relacionados y problemas como el clima, la democracia y la escasez nos conciernen a todos».
Algo poco frecuente en un ganador del premio Pritzker, considerado un galardón por la trayectoria de toda una vida, es que los edificios más ambiciosos de Kéré están por llegar.
Entre sus proyectos actuales se encuentra el nuevo Instituto Goethe en Senegal, un imponente centro cívico para el campus universitario de Múnich y su proyecto más esperado hasta el momento, la Asamblea Nacional de Benín. Actualmente en construcción, el auditorio de Porto-Novo se erige sobre la capital como un majestuoso árbol de la palabra.
El futuro de la arquitectura sostenible y colaborativa en África y el resto del mundo está en buenas manos.