17/5/2022
África se enfrenta a su primera recesión en un cuarto de siglo, y está causada por una perfecta «tormenta económica » debido a la crisis: el aumento de la deuda, el cambio climático y la pandemia de COVID-19, potenciadas en la actualidad por la crisis en Ucrania.
La deuda del continente alcanza actualmente más del 70 % del PIB. Las preocupaciones por la deuda se han exacerbado por los golpes económicos esporádicos que ha causado la pandemia, que han retrasado el despliegue de soluciones frente al cambio climático diseñadas para aumentar la resiliencia económica conforme a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y el Acuerdo de París.
Muchos países africanos ya sufren el pulso del cambio climático y serán los más vulnerables en los próximos años frente a sus efectos, como sequías, hambrunas, inundaciones y el aumento del nivel del mar.
Aunque instituciones como el FMI y el Banco Mundial promocionan las inversiones «verdes» inclusivas para afrontar el cambio climático y las emisiones de CO2, muchos países en desarrollo presentan limitaciones fiscales a causa de la deuda, por lo que disponen de poco capital para invertir en su propio futuro.
Una posible solución para solventar todos estos retos de una tacada son los canjes de deuda por acción climática. Este sistema de canje se basa en transacciones financieras en las que una parte de la deuda extranjera de un país en desarrollo se condona a cambio de inversiones locales en proyectos climáticos sostenibles, como la producción y conservación de energías renovables.
Estos canjes o «swaps» permiten a estos países utilizar los recursos liberados para invertir en medidas que les permitan adaptarse o mitigar el impacto del cambio climático.
Este instrumento de canje de deuda sirve a los países de renta baja para abordar los retos climáticos y políticos, fomentar el crecimiento inclusivo basado en medidas ecológicas y reducir la pobreza.
Estos acuerdos, anunciados por primera vez en la década de 1980, se han ido formalizando a pequeña escala, aunque los canjes de deuda por acción climática están cada vez mejor considerados como sistema de ayuda a los países muy endeudados y vulnerables al cambio climático.
Un ejemplo de éxito de este tipo de canje se produjo en las Seychelles en 2015, país que canceló 28 millones de USD de deuda utilizando este método. Como resultado de esta transacción, el gobierno de las Seychelles se benefició de un tipo de interés medio menor, 5,7 millones de USD en financiación adicional canalizada por medio de medidas para la conservación de los océanos y 400 000 km2 de nuevas zonas marítimas protegidas.
Aunque son complicados de gestionar, algunos países africanos como Cabo Verde tienen la intención de solicitar canjes de deuda por acción climática más cuantiosos. El primer ministro de Cabo Verde pidió la condonación de la deuda para el desarrollo sostenible en su discurso ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2020. El presidente de Gabón también pidió innovaciones financieras como los canjes de deuda para proteger los sumideros de carbono y la biodiversidad en África en el Diálogo de Líderes del Centro Global de Adaptación, en abril de 2021.
La creación de canjes de deuda por acción climática viables y válidos requiere aunar los esfuerzos de todo el gobierno y unos preparativos minuciosos que incluyen estudios previos de viabilidad sólidos, una fuerte capacidad fiscal, el compromiso con la transparencia y la credibilidad internacional del gasto interno.
Los tipos de deuda en que se incurre también son muy variables, algo que complica el proceso porque debe incluirse a todos los acreedores; en la actualidad, ya participa China, uno de los prestamistas más importantes del continente, así como una enorme cantidad de otros acreedores privados y occidentales.
La esperanza es que los acreedores privados consideren la inversión en acciones climáticas y a favor de la naturaleza como un método para aumentar el crecimiento y la sostenibilidad de la deuda, así como una forma de cumplir con los compromisos ante los interesados de emisión cero de gases de efecto invernadero.
Aunque el programa conlleva muchos retos, los canjes de deuda por acción climática pueden convertirse en una herramienta muy atractiva para los países deudores y los acreedores, ya que África, como el resto del mundo, quiere avanzar hacia un futuro más inclusivo y sostenible.
En noviembre de 2022 la COP27 se celebrará en Egipto y será un momento perfecto para acelerar la concesión de financiación en acciones climáticas, así como para trazar una hoja de ruta que permita alcanzar los ambiciosos objetivos planteados para después de 2025.